Los cambios climáticos y el acceso de virus y bacterias afectan a nuestro sistema inmunológico de manera directa. Cuando llega el invierno, se presentan resfríos, dolores de garganta, tos, catarro, y enfermedades de las vías respiratorias como rinofaringitis, rinitis o bronquitis. La capacidad de adaptación del cuerpo humano a las bajas temperaturas es un proceso. Muchas veces este proceso puede ser beneficiado por las siguientes acciones:
Existen algunos alimentos o sustancias naturales que pueden ser ampliamente beneficiosas a la hora de prevenir estas enfermedades estacionales del frío. Entre ellas las microalgas Spirulina, constituyen un valioso aporte de aminoácidos esenciales, ácidos grasos mono y poli insaturados, vitaminas, minerales, polisacáridos y pigmentos activos, que las transforman en un producto altamente bioactivo a nivel corporal. Está demostrado que las microalgas Spirulina (Spirulina platensis) producen un efecto de inmunomodulación aumentando la resistencia a las infecciones, y estimulando la hematopoyesis, contribuyendo a la producción de anticuerpos y citoquinas. Su consumo genera la activación de macrófagos, linfocitos T y B.
La ingesta de Spirulina ha comprobado ser efectiva para el tratamiento de herpes, citomegalovirus y el virus de la gripe.
En relación a la actividad antiviral, las microalgas Spirulina (Spirulina platensis L.) contienen en su composición química, un compuesto llamado calcium spirulan o Ca-SP (polisacárido constituído de varias unidades de azúcares simples, sulfato y calcio) al cual se le atribuyen diversas propiedades antivirales. Se ha comprobado que el Ca-SP inhibe, en ciertas condiciones, las replicaciones de algunos virus encapsulados, entre los cuales se encuentran el virus del herpes simplex tipo 1, citomegalovirus humano, virus del sarampión, virus de paperas, virus de la gripe tipo A y virus del SIDA-1. Esto se debe a que el Ca-SP inhibe la penetración del virus dentro de la célula selectivamente.
El consumo de Spirulina se encuentra íntimamente relacionado con la regulación de las reacciones alérgicas corporales. Estudios realizados inicialmente in vitro mostraron la muy efectiva capacidad de la Spirulina para modular la producción de citoquinas generadas por la células mononucleares de la sangre e involucradas en los procesos inflamatorios.
Posteriormente una ampliación de este estudio, demostró que el consumo de 1 a 2 gramos diarios de Spirulina en pacientes con rinitis alérgica, mejoró considerablemente su estado. Este estudio realizado contra placebo por el grupo de investigación del Dr. Gershwin de la División de Reumatología, Alergia y Inmunología Clínica de la Universidad de California (EE.UU.), estudió la regulación de la alergia mediada por inmunoglobulina E, mostrando efectos protectores de las microalgas Spirulina.
Un hecho para destacar es que no existe ningún tipo de contraindicación en todo el rango de edades por el consumo de Spirulina aún en altas dosis como 30 a 40 grs. diarios, por el contrario es utilizada ya hace varias décadas por organismos como la FAO y la ONU como una herramienta eficaz para combatir la malnutrición infantil en los países subdesarrollados. La dosis recomendada para el consumo diario varía entre 1,5 gr a 3 grs o su equivalente de 4 a 6 cápsulas diarias para todas las edades.