06/04/2020
Las formas de vida actuales, conducen en gran medida a que las defensas propias del organismo se vean absolutamente desbordadas. Este desequilibrio continuo del cuerpo, sin una prevención adecuada, conlleva a que tarde o temprano comiencen a manifestarse enfermedades por mayor susceptibilidad a agentes externos (como virus, bacterias, hongos y demás microorganismos) e internas generalizadas (tales como diabetes, hipertensión arterial, arteriosclerosis, e incluso cáncer).
Los radicales libres son sustancias extremadamente reactivas que cumplen en el organismo la función de mantener el sistema inmunológico activo. No obstante, si su concentración es muy elevada, debido a la sobreexigencia del cuerpo en su control, atacan a los tejidos y compuestos celulares, ocasionando daños que terminan manifestándose en enfermedades. Esta excesiva agresión también origina una marcada disminución en la capacidad de nuestro sistema inmunológico para defender al cuerpo de agentes patógenos del medio ambiente. De esta manera la susceptibilidad a enfermedades infecciosas como las derivadas de Virus y Bacterias, son más frecuentes.
Gran parte de los estudios científicos modernos, concuerdan en la estrecha relación entre los fenómenos de oxidación celular, producidos por los radicales libres, y la mayoría de las enfermedades que atacan al ser humano. Algunos autores afirman que más del 90% de los trastornos y enfermedades que puede padecer el organismo son atribuidas a estos peligrosos compuestos activos. La ingesta balanceada de antioxidantes permite neutralizar una elevada cantidad de radicales libres, contribuyendo en gran medida a prevenir la aparición de enfermedades y la detención de muchas otras.1-3
Un antioxidante es una molécula capaz de retardar o prevenir la oxidación de otras moléculas. En otras palabras, es una sustancia que en el caso del organismo actúa protegiéndolo, ya que detiene gran parte de los procesos de oxidación que dañan a las células, mejorando además su capacidad de respuesta.
Existen distintos tipos de antioxidantes que tiene por objetivo inhibir a diferentes formas de radicales libres. Entre ellos se destacan la vitamina C, vitamina E, coenzima Q10, minerales como el zinc y cobre, algunos flavonoides, ciertos fenoles, pigmentos naturales como el beta-caroteno o la ficocianina, entre otros.
Existen gran cantidad de compuestos que cumplen la función antioxidante. Algunos se encuentran en forma simultánea en alimentos como las Spirulina contiene una importante cantidad y variedad de antioxidantes naturales entre los que se destacan el beta-caroteno, vitamina E, S.O.D. (enzima superóxido dismutasa, presente en mayor cantidad que cualquier otro alimento natural), ficocianinas (pigmentos proteicos azules), y minerales precursores de enzimas antioxidantes como el zinc, cobre, manganeso y selenio.
También existen diversos tipos de compuestos antioxidantes en la naturaleza de gran capacidad como la Coenzima Q10, la Vitamina C y Flavonoides contenidos en el Te Verde y plantas medicianes como el Ginkgo biloba, y fenoles como los contenidos en el Jengibre. Otras plantas y especies vegetales como la Acerola presentante combinación de antioxidante como la Vitamina C y carotenoides en muy alta concentración.
Este tipo de compuestos al ser suministrados en forma conjunta logran un mayor efecto preventivo y antioxidante. Esto se debe a que actúan individualmente contra distintas clases de radicales libres, y en algunos casos reestablecen su actividad entre sí. Este es el caso el caso de la Vitamina E y Vitamina C, como así también de las enzimas Superóxido dismutasa (SOD) y Glutatión peroxidasa (GPx). Estas sinergias (capacidades de potenciar su acción en conjunto) es lo que facilita una mayor protección del organismo.4
Está demostrado en humanos e incluso en animales, que las microalgas Spirulina (Spirulina platensis) producen un efecto de inmunomodulación aumentando la resistencia a las infecciones, y estimulando la hematopoyesis, contribuyendo a la producción de anticuerpos y citoquinas. Paralelamente, su consumo genera la activación de macrófagos, linfocitos T y B. La ingesta de Spirulina ha comprobado ser efectiva para el tratamiento de herpes, citomegalovirus e incluso el virus de la gripe.5
Específicamente en relación a la actividad antiviral, las microalgas Spirulina, las mismas contienen en su composición química, un compuesto llamado calcium spirulan o Ca-SP (polisacárido constituído de varias unidades de azúcares simples, sulfato y calcio) al cual se le atribuye diversas propiedades antivirales. Se ha comprobado que el Ca-SP inhibe, en ciertas condiciones, las replicaciones de algunos virus encapsulados, entre los cuales se encuentran el virus del herpes simplex tipo 1, citomegalovirus humano, virus del sarampión, virus de paperas, virus de la gripe tipo A y virus del SIDA-1. Esto se debe a que el Ca-SP inhibe la penetración del virus dentro de la célula selectivamente.6-8
El consumo de Spirulina se encuentra íntimamente relacionado con la regulación de las reacciones alérgicas corporales. Estudios realizados inicialmente in vitro mostraron la muy efectiva capacidad de la Spirulina para modular la producción de citoquinas generadas por las células mononucleares de la sangre e involucradas en los procesos inflamatorios.
Posteriormente una ampliación de este estudio, demostró que el consumo de 1 a 2 gramos diarios de Spirulina en pacientes con rinitis alérgica, mejoró considerablemente su estado. Este estudio realizado contra placebo por el grupo de investigación del Dr. Gershwin de la División de Reumatología, Alergia y Inmunología Clínica de la Universidad de California (EE.UU.), estudió la regulación de la alergia mediada por inmunoglobulina E, mostrando efectos protectores de las microalgas Spirulina.
Un hecho para destacar es que no existe ningún tipo de contraindicación en todo el rango de edades por el consumo de Spirulina aún en altas dosis como 30 a 40 grs. diarios, por el contrario, es utilizada ya hace varias décadas por organismos como la FAO y la ONU como una herramienta eficaz para combatir la malnutrición infantil en los países subdesarrollados. La dosis recomendada para el consumo diario varía entre 1 gr a 3 grs para todas las edades.
Es importante destacar que los compuestos por excelencia con mejor actividad antioxidante, son por lo general los de origen natural. A modo de ejemplo se puede mencionar el caso del beta-caroteno: El beta-caroteno es un pigmento natural que se encuentra en gran cantidad de vegetales especialmente las de color rojo y anaranjado. En particular las microalgas Spirulina contienen entre 30 y 50 veces más beta-caroteno que la zanahoria.9 Se ha determinado experimentalmente que los beta-carotenos sintéticos (all trans) actúan en realidad como “pro-oxidantes”, es decir, dañan las células y pueden conducir al cáncer.10 Otras investigaciones sugieren que el mecanismo de pro-oxidación se produce por la mayor eficiencia de conversión del beta-caroteno sintético en vitamina A, cuya acumulación y actividad intrínseca aumenta el factor cancerígeno.1-3,9-10